Fuimos y lo seremos,
unos nostálgicos empedernidos.
Historias del pasado morderán
nuestro futuro
y el árbol de nuestras vidas
tendrá siempre raíces profundas
y legendarias.
Fuimos lo que somos,
y nunca dejaremos de serlo.
Mas el ritmo trepidante,
la vorágine del camino, nos arrastra.
Nos sabremos, nos tendremos,
como los nostálgicos empedernidos
se sostienen en el aire de sus sueños.
Pero andar impera,
no más demoras.
La vida continúa,
y hay que seguir exprimiendo al máximo el sendero.
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